2009/05/18

Saturno devorando a un hijo.


Este cuadro está dibujado por Francisco de Goya en 1819-1823, Dicen que es de los primeros cuadros más horribles que se han hecho nunca. Este cuadro está de exibición en el museo del prado. Esta obra representa al rey Crono o Saturno de la mitología romana. En la acción que estamos viendo se ve como Crono o Saturno devora a uno de sus hijos. Dicen que este tema según los expertos está relacionado con la destrucción. El acto de comerse a su hijo se ha visto desde el punto de vista de psicoanálisis. Podemos ver que este cuadro es muy horroroso porque se ve cómo se come Saturno o Crono a uno de sus hijos. El hijo devorado, con un cuerpo ya adulto, ocupa el centro de la composición. Se ve que el dibujo o la obra de arte está dibujado con aplicadas manchas gruesas.

Goya, igual que hizo Rubens en su Saturno para la Torre de la Parada, ha elegido el momento en que el dios del tiempo desgarra el cuerpo de su hijo para que ninguno pudiera destronarle. Pero Júpiter escapó al rito antropófago de su padre y consiguió acabar con su tiranía.

Un espacio totalmente oscuro rodea la figura del dios, en la que destaca su deformidad y su rostro monstruoso. Es una magnífica representación de como el tiempo lo devora todo, una de las obsesiones del pintor.

La mayor parte de los expertos coinciden en plantear que la avanzada edad de Goya motivaría una decoración en la que primaba la melancolía y la tristeza por el tiempo pasado, aunque también se hagan referencias al presente. Incluso se ha llegado a ver en esta escena una imagen de Fernando VII devorando a su pueblo.

Forma parte de las 14 Pinturas Negras que decoraban el comedor de la Quinta del Sordo. Aparece el dios de la melancolía como un horrible viejo, deformado y monstruoso, que desgarra con ojos de loco el cuerpecillo de un niño, al que ya ha arrancado la cabeza de un mordisco, mientras clava sus uñas en él. El fondo negro envuelve a la figura en la oscuridad, con algunos toques de blanco y rojo de la sangre. Dramatismo y horror dominan la escena. Las pinceladas son sueltas, en manchas. Estuco actualmente trasladado al lienzo. Simboliza el Tiempo, que todo lo devora.

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